top of page

————–Néctar de vida–————


Eran las 6:30 p.m. y tenía hambre. Llevaba dos o más días sin comer y ya mis fuerzas se estaban agotando. Con la poca energía que me quedaba levanté el celular y vi en la pantalla un mensaje de mis amigas, invitándome a una fiesta estúpida, llena de gente estúpida que sólo habla de estupideces. Pero tenía hambre. Así que decidí asistir.


Escogí una pinta normal, sabía que era bonita, así que cualquier cosa que me pusiera se me iba a ver bien, pero esta vez, tenía hambre y ya se me empezaba a notar. Tenía los ojos opacos y la piel reseca como papel, sentía que con cualquier movimiento por más delicado que fuese, iba a rasgarse y delatarme. Me puse delineador negro y ese vestido azul que lograba que mis senos se vieran perfectos. Ya lo saboreaba, esta noche tendría éxito.


Estamos las mismas de siempre, en el bar asqueroso donde los viernes, caen directo a nuestros pies, las almas de esos hombres que creen que no tienen mucho que perder. El hambre hacía que pensar fuera una misión casi imposible. Mis amigas me preguntan si estoy bien, y la verdad es que no lo sé. Nunca había durado tanto sin alimentarme, ya sentía los brazos lejanos y pesados, como si se fueran a caer y abandonarme.


Pero lo vi, o tal vez lo olí. Y de repente la energía volvió a mí. Sentí como mi cuerpo se llenaba de vitalidad y se movía casi involuntariamente hacia él. No tenía sed. Tenía hambre. Y Ahí estaba él, emanando un olor a vivo que me hacía enloquecer.


– Soy Rafaela, – comenté.


– Yo soy Juan Daniel.


Le sonreí con los ojos y lo hipnoticé. Esta noche él era mío, yo tenía que comer. Fuimos a su cuarto y lo besé, empezamos a hacer el amor y cuando estábamos en el punto más alto, lo empecé a morder. Al principio con ternura, no quería asustarlo, él no sabía mi banquete hasta apenas estaba comenzando.


– Me vas a sacar sangre, – me dijo.


– ¿Te da miedo?


Me miró con sus ojos dormilones como asintiendo. Pude acabar con él en ese momento, pero el sabor de su sangre, tan intenso, me hizo desear más de un solo encuentro. Pasamos juntos varios días, cuando estaba dormido a veces lo mordía. Lo besaba y lo mordía. No quería que esto se acabara, así que alargaba siempre mi estadía. Una noche, me despertó el hambre. Ese mismo día había bebido mucha sangre, en una oleada de pasión como él creía, había aprovechado para hacer de las mías. Besaba apasionadamente su nuca y su cara, era tan extaciante que él no se daba cuenta cuando lo mordía.


Cuando desperté, hambrienta y confundida, ya sabía que sólo unas mordidas para mí no iban a ser suficientes. Quería el resto de su vida, deseaba ver como esta brillaba saliendo de sus ojos, como ya lo había visto en mis otras víctimas.


– Ven, vamos a la montaña. Conozco una ruta que te quiero mostrar.


Con lo poco que lo conocía, sabía que no podría resistirse a lo que le ofrecía. Era la madrugada, el sol empezaba a posarse detrás de la montaña que subíamos, sentí nostalgia, pero al final, era su vida o la mía, su sangre tenía que ser mía. Como muestra de mi afecto, decidí hacer de sus últimos minutos en la tierra algo perfecto. Le dije que se quitara la ropa y caminamos desnudos por el bosque hasta llegar a un manantial.

Yo estaba triste, pero él se veía contento, cantaba y se bañaba en el agua mientras yo dudaba. Me quedé mirándolo ser feliz, quería guardar ese momento antes de verlo partir. Sentí un punzón en mi corazón que ya estaba muerto, y fue ahí cuando comprendí que había llegado el momento.


Quería besarlo, si lo hubiese hecho el seguiría aquí. Pero el hambre, más fuerte que mis sentimientos fue lo que decidió el cómo ocurrieron los hechos. Se volteó desde el manantial para sonreírme y ese fue su fin. Mis dientes fueron más rápidos que mis labios y de su nuca brotó el dulce néctar de la vida. Entre el delirio y hastió vi como lentamente se dormía.


Lo dejé caer suavemente al agua. Estaba conmovida. Quizás debí dejarlo vivir por lo menos, otro día.


Ibagué - 2 de mayo de 2020.

37 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

otro pipazo

Septiembre 2020. Me siento rara, perdida y encontrada amada y olvidada besada y golpeada dormida y despierta en las tardes me duele la...

– Arte –

Komentar


©2023 Creative Flower by Rennaacer.

bottom of page