El mundo va muy rápido y a veces es imposible encontrar tiempo para crear. Para hacer las cosas que te gustan, para ser tú mismo. Pasan los días y van aumentando las excusas, para no hacer lo que realmente quieres, para expresar tu verdadero ser.
Siempre hay algo importantísimo que tiene que ser atendido primero, y es a aquello a lo que le dedicas tu tiempo y atención. Pero al final del día cuando encuentras unos segundos de silencio (probablemente antes de quedarte dormide), es cuando sientes la melancolía de que falto hacer algo. Faltó hacer lo que realmente querías hacer. No encontraste tiempo para escribir esa historia que se te había ocurrido mientras estabas en el metro y algo muy extraño sucedía a tu alrededor. No tomaste la foto que tenías pensada desde hace varios días. No leíste ni por cinco minutos ese libro que tanto te gusta pero que tienes en el olvido.
Esto lo escribo para ti y para mí, porque llevo pensándolo por más de semanas, pero yo al igual que tú, siempre encuentro excusas o "mejores" cosas que hacer antes de concentrarme en lo que realmente quiero y me hace feliz. Quiero escribirles sobre esto, hablar un poco de mi experiencia en el camino creativo. Que algunos días se ve tan fácil de recorrer porque todo me inspira, estoy conectada con las musas y ellas me susurran al oido todos sus secretos. Pero los otros días (la gran mayoría), se hace difícil encontrar nuevas ideas, hacer que ellas vengan a mí. Seducir a las musas se hace complicado, ya no caen a mis pies con mis encantos. Y esos días se vuelven semanas, y esas semanas suman meses. Y llevo meses sin hacer lo que me gusta. Con ganas de hacerlo pero sin realmente tener el coraje de empezar, de sentarme a crear.
Pero ahora estoy aquí, dispuesta a sentarme (o pararme, o bailar, o lo que sea que tenga que hacer) para crear, pensando en que esto también puede servirte a ti. El camino creativo siempre estará allí para quienes deseen recorrerlo.
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